En nuestra Argentina no va a ser posible la proscripción de nadie. Esta Democracia, que edificamos con esfuerzo y compromiso sobre los cimientos fuertes de quienes lucharon por la Justicia y la Igualdad, se enriquece con los disensos, las diferencias y hasta las discusiones.
Pero de ninguna manera podrá ser corroída por el desprecio de quienes intentan consagrar privilegios minoritarios erradicando derechos, persiguiendo líderes o encerrando militantes populares.
Por más intenso que sea su odio, por más crueles que sean sus ambiciones, por más obscenas que sean sus fortunas, no hay ninguna posibilidad de que Cristina sea arrancada del corazón de nuestro Pueblo e impedida de seguir representando los intereses y deseos de millones de argentinos y argentinas. No la hay.
Si su odio nos impide soñar, nuestro amor no los va a dejar dormir.