El juicio a Cristina ratificó dos cosas: su total inocencia y la existencia de una mafia judicial. Mafia judicial que, sentada en la mesa junto a los medios concentrados y la derecha neoliberal más nefasta, intentan de cualquier manera dejarla fuera de las próximas elecciones. Ese es el objetivo, romper con la única garantía que tenemos las y los argentinos de construir una patria más justa, equitativa y solidaria.
No podemos como sociedad naturalizar que esté proscripta la principal dirigente de nuestro país.
Esa decisión, además de lesionar gravemente el sistema democrático, violenta el sentir popular, que desde lo más profundo desea una candidatura de Cristina este año. Su exclusión debe interpelarnos más que nunca, para redoblar el esfuerzo militante y dejar atrás esa proscripción, independientemente de lo que ella decida hacer.
En tiempos donde muchos y muchas se prueban el traje de candidato, aquí venimos a decir que hay un tema pendiente y urgente: con Cristina proscripta no es posible construir una propuesta política que contenga todas las expresiones del campo nacional y popular.
Frenar la proscripción no solo es en defensa de Cristina y de las mayorías populares, frenar la proscripción es en defensa del conjunto de la sociedad y de la Democracia.