La confirmación del resultado de las PASO en la provincia de Buenos Aires, en las que se impuso la lista de Unidad Ciudadana encabezada por Cristina Fernández de Kirchner, pone de manifiesto su vigencia como la opositora más clara, querida y con mayores posibilidades de hacer frente al avance de las corporaciones económicas y sus representantes. Dos tercios de los y las bonaerenses -tal como ocurre en el conjunto del país- rechazan el ajuste, la persecución y los negociados del Gobierno de Macri; y en ese marco, el triunfo de nuestra compañera Cristina expresa la posibilidad real de ponerle un freno a la crisis, a la angustia y a la desintegración social que vive nuestro país.
Esta ratificación tardía de que el oficialismo perdió en la provincia de Buenos Aires, el silencio o la minimización del triunfo de Unidad Ciudadana, así como la multiplicación de operaciones mediáticas y judiciales para disimular la derrota de Cambiemos, evidencia no solo la preocupación del macrismo por la vigencia de Cristina; también es una muestra cabal de que están dispuestos a manipular las decisiones soberanas del Pueblo, a burlar la Democracia para someterla a sus intereses y a inventar shows para engañar a la sociedad y condicionar su libertad. Cuentan, como nunca antes en el marco de un Gobierno elegido democráticamente, con un poder mediático inigualable y con un ejército de funcionarios judiciales y “de seguridad” dispuestos a avalar sus políticas de ajuste y sus negociados y a despejar cualquier resistencia mediante la persecución, la represión, el encierro (tal como ocurre con Milagro Sala) e, incluso, la desaparición forzada, como sucede actualmente con el joven Santiago Maldonado.
Con el propósito de reforzar su posición dominante, utilizan esos mismos medios cómplices para promocionar candidatas y candidatos alternativos y disgregar la voluntad opositora de dos tercios del Pueblo; al tiempo que extorsionan a legisladores, intendentes y gobernadores con el flujo de recursos que el Estado nacional debe transferir a los niveles subnacionales. Mientras los municipios y provincias aliados al macrismo reciben cuantiosos recursos fiscales y se les permiten endeudamientos que hipotecan el futuro de sus habitantes, quienes se atreven a objetar democráticamente a Macri son asfixiados para dificultar sus acciones de gobierno y generar malestar en la población de esos distritos. Nunca antes en Democracia se vio semejante arbitrariedad política en el manejo del erario público, tendiente a hacer desaparecer de la escena pública a cualquier opositor o disidente con el Gobierno.
Así y todo, Cristina ganó la elección en el principal distrito del país. Y eso los llena de temor a las minorías privilegiadas y de esperanza a las mayorías populares.
Aunque se refugian en denuncias falsas sobre el pasado, a esas minorías las aterra la vigencia de Cristina en el presente y la certeza de que ella no es sólo la expresidenta de Argentina -lo cual ya merecería un respeto y un reconocimiento que están lejos de dispensarle-; sino la principal responsable de la construcción de una nueva alternativa política que expresa el pensamiento nacional, popular, democrático y transformador en Argentina. En solo 60 días desde su creación, sin recursos y teniendo en contra toda la artillería mediática, judicial, económica, política e institucional, Unidad Ciudadana obtuvo en la provincia de Buenos Aires mayor respaldo electoral que la alianza que tiene los recursos, los medios, los jueces, grandes capitales económicos, estructuras partidarias consolidadas propias y “opositoras”, más el control del Estado nacional y provincial. Mal que les pese a quienes intentan consagrar las ambiciones y privilegios de las corporaciones, Cristina es candidata en la provincia de Buenos Aires y encarna además la esperanza de un futuro para todos y todas en todo el territorio del país.
Es que en las PASO no solo se impuso Cristina. Se impuso la verdad frente a la mentira. La realidad le ganó la manipulación. Triunfó la voluntad de la mayoría -de esa que integran también quienes eligieron otras propuestas opositoras- frente al capricho y los negociados de las minorías privilegiadas que Macri integra y representa.
Nos queda un enorme desafío para lograr que en octubre se consolide este triunfo popular. Debemos ser capaces de buscar, escuchar e interpelar a los muchos y muchas que aún no votaron a Unidad Ciudadana, pero no aguantan más el ajuste, los tarifazos, la inflación, la inseguridad y la pérdida de derechos a los que los somete el Gobierno de Macri. Necesitamos llenar el Congreso de la Nación, las legislaturas, los Concejos Deliberantes y los Consejos Escolares de mujeres y varones que sean capaces de defender sin dobleces, sin especulación, sin codicia, los intereses de un Pueblo que sufre y que quiere construir un futuro digno, democrático, solidario.
Por eso, por la dimensión nacional de Cristina, con el enorme orgullo de ser una de las fuerzas fundantes de Unidad Ciudadana y con la inmensa satisfacción de sabernos conducidos y conducidas por la mejor dirigente y la mejor compañera, desde Nuevo Encuentro convocamos a redoblar esfuerzos militantes para cerrarle el paso al ajuste en todo el país y recuperar el rumbo de desarrollo con inclusión, por el camino de la defensa de los derechos para todos y todas.
MESA NACIONAL DE NUEVO ENCUENTRO / BUENOS AIRES, 30 DE AGOSTO DE 2017