Hoy se conoció un listado de 87 personas cuyas casillas de correo electrónico fueron espiadas por la Agencia Federal de Inteligencia durante la gestión del amigo y funcionario de Mauricio Macri, Gustavo Arribas. La inmensa mayoría de ellos fueron opositores y opositoras al Gobierno de Cambiemos, entre los cuales se cuenta a una decena de referentes y militantes del partido Nuevo Encuentro*.
Queda en evidencia, una vez más, la obsesión de Mauricio Macri por usar recursos del Estado en su propio provecho, burlando los límites democráticos, violando los derechos civiles y políticos de las y los argentinos y persiguiendo a quienes pudieran afectar de algún modo sus planes de acumulación económica, satisfacción de privilegios y consagración de la desigualdad social.
No es nuevo este accionar ilegal y antidemocrático de Macri; aunque la reiteración de sus conductas no lo hace menos grave. El expresidente fundó la base de su fortuna económica y de su destino político en los tiempos de la dictadura cívico militar más criminal de la que nuestro país tenga memoria. El clan Macri multiplicó exponencialmente su patrimonio económico en el mismo momento en el que cientos de miles de argentinos y argentinas eran víctimas del espionaje, el secuestro, la tortura, el asesinato o la desaparición. Fue esa dictadura la que favoreció a los Macri transfiriéndole al Estado las deudas privadas que ese clan había contraído, justo en los mismos días en los que los represores escribían una autoamnistía con la que pretendían condonarse sus propios crímenes.
¿Qué otra cosa haría Mauricio Macri al frente del Estado nacional que ordenarle las mismas estrategias siniestras de espionaje que mamó durante su formación política y económica y las que ejecutó cuando le tocó gobernar la Ciudad Autónoma de Buenos Aires?
La evidencia conocida en estos días –que es de una enorme gravedad política e institucional- demuestra que la derecha que se presentaba y presenta como moderna, democrática y republicanista es la misma de siempre: reaccionaria, intolerante, persecutoria, excluyente. El descubrimiento de estas maniobras de “inteligencia” se complementan perfectamente con la historia de Macri y su entorno político y familiar, y por supuesto con los exabruptos fascistas de exfuncionarios como Lopérfido o Bullrrich, con la búsqueda de impunidad hacia los autores de crímenes de lesa humanidad, con la persecución y difamación de opositores y con la réplica casi idéntica del modelo económico de exclusión que vino a imponer hace casi medio siglo la dictadura cívico militar.
La Mesa Nacional de Nuevo Encuentro expresa su repudio más enérgico contra los responsables de estas maniobras de espionaje, que deberán ser esclarecidas en la Justicia, y se solidariza con todas las víctimas directas de ese accionar ilegal.
* Las compañeras y compañeros de Nuevo Encuentro incluidas en la nómica de 87 personas espiadas por la AFI de Macri son: el presidente del partido Martín Sabbatella, su secretario general Adrián Grana, su apoderado Sergio Zurano, su secretario de Comunicación Fernando Torrillate, la responsable de Géneros y Disidencias Cintia Luján, la del Frente Estudiantil Sol González, el del Frente de Salud Guido Pasamonik, la responsable de la Fundación Encuentro Lara Carvajal y Leonardo Sabbatella (jefe de Prensa de la diputada Mónica Macha).