Este 3 de junio se cumplen 10 años del primer grito colectivo de Ni Una Menos, una fecha que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país. Una década de construcción del movimiento transfeminista que transformó dolor en lucha, bronca en organización y violencia en políticas públicas.
Desde Nuevo Encuentro fuimos, somos y seremos parte de esta historia, nuestra historia. Estuvimos en las calles, en las escuelas, en las plazas, en los territorios, en los debates, en las asambleas y en cada uno de los derechos que logramos conseguir.
Pertenecemos a un linaje desobediente: Somos nietas de las brujas que no pudieron quemar, hijas de nuestra Jefa Espiritual, Evita, y de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, guardianas de la memoria, verdad y justicia. Somos herederas del fuego que de todas nuestras batallas, Cristina. Caminamos junto a las compañeras que sostienen la vida en cada olla que se para, en cada gesto de cuidado comunitario. Nos guía Lohana, nuestra comandante Mariposa, y nos ilumina la rebeldía de Diana Sacayán, que nos enseñó a desobedecer para existir.
Ni Una Menos fue un terremoto. Hicimos temblar la tierra, pusimos en crisis discursos y prácticas, nos hicimos un lugar y reivindicamos un linaje de luchas. Somos de un linaje de desobediencia.
Hoy, frente a un Gobierno Nacional que ajusta, niega y desprecia las políticas de género, reafirmamos nuestro compromiso inclaudicable con esta agenda. Milei desmantela programas esenciales, cierra organismos y borra del Estado la perspectiva de género, en un contexto donde las violencias siguen creciendo y las desigualdades se profundizan.
Como dice nuestra compañera Mónica Macha: “La violencia por motivos de género fue la punta de lanza para pelear por una serie y una cadena de violencias y desigualdades estructurales. No fue gratuito. Muchas han sufrido persecución y castigos, una especie de revancha del orgullo machista herido. Hemos visto cómo nació una reacción conservadora que nos eligió como enemigas. Sin embargo, ahí están nuestras victorias y nuestra marca imborrable.El feminismo popular demostró a lo largo de estos 10 años que su forma de construir es colectiva y horizontal, demostró que hay otras formas de acumulación y organización de poder. Demostramos que nos guiaba la transformación social”.
A 10 años de aquella movilización, respondemos con más organización, más memoria y más militancia. Es tiempo de hacer tribu y de reagruparnos , de estar cerca y de seguir en la lucha.
Porque la lucha feminista sigue siendo urgente.
Porque somos semilla, marea y futuro.
Porque Vivas, libres, desendeudadas y con derechos nos queremos.