Somos conscientes y reafirmamos que nos sostienen las redes transfeministas y comunitarias.
Somos conscientes y defendemos que la militancia popular es nuestra forma de habitar la vida y el deseo constante de querer transformarlo todo.
Por esto, entendemos y sostenemos que la construcción de un mundo donde quepan todos los mundos se logra con ternura, con amorosidad y colectivamente.
Cada femicidio, travesticidio y transfemicidio nos duele, nos atraviesa y nos hace reafirmar que es necesario transformarlo todo.
Una vez más, gritamos y exigimos una reforma judicial transfeminista que brinde respuestas eficientes ante el dolor y ante un sistema de descarte constante. Una justicia que escuche activamente a las niñeces.Una justicia que esté a la altura de lo que la sociedad demanda.
Una vez más, nuestro grito es por la igualdad, ese es nuestro faro a seguir. Una vez más exigimos que se nos reconozca como sujetes de derechos.
Una vez más marchamos por el reconocimiento de las tareas que realizamos en nuestros espacios de trabajo precarizados y en nuestros hogares. Y por la implementación efectiva de la ley de cupo e inclusión laboral travesti-trans, Diana Sacayán Lohana Berkins.
Una vez más volvemos a ser parte de nuestra historia política y social.
Una vez más decimos NUESTRAS VIDAS VALEN.
Una vez más gritamos BASTA.
Este 8M nos encontramos, nos abrazamos, nos escuchamos y nos cuidamos.